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Spanish to English: El Salvador Report Executive Summary General field: Social Sciences Detailed field: Government / Politics
Source text - Spanish Resumen ejecutivo
El presente informe es el resultado de un trabajo de investigación sobre la cultura política de los salvadoreños llevado a cabo sobre la base de una encuesta de opinión pública realizada del 18 de abril al 12 de mayo de 2012 y conducida por la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo. Esta encuesta se realizó bajo los auspicios del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) de Vanderbilt University, apoyado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El informe forma parte de una serie de estudios en el caso de El Salvador, incluyendo encuestas realizadas en 1991, 1995, 1999, 2004, 2006, 2008, 2010 y la presente, en 2012. Esta investigación se realizó sobre una muestra de 1,497 salvadoreños adultos representativa de la población mayor de 18 años que habita en El Salvador. La misma fue hecha con un 95% de confiabilidad y un error muestral de más/menos 2.5%. La encuesta forma parte de un estudio más amplio sobre cultura política en los países del continente americano, el Barómetro de las Américas, dirigido por los profesores Mitchell A. Seligson y Elizabeth Zechmeister.
El informe está estructurado en tres partes y consta de ocho capítulos. En la primera parte (La igualdad de oportunidades y la democracia en las Américas) se presentan tres capítulos: “La igualdad de oportunidades económicas y sociales en las Américas”, “La igualdad en la participación política en las Américas”, y “El efecto de la desigualdad de oportunidades y la discriminación en la legitimidad política y la participación”. En la segunda parte (Gobernabilidad, compromiso político y sociedad civil en las Américas) se presentan tres capítulos: “Corrupción, delincuencia y democracia”, “Legitimidad política y tolerancia”, y “Gobiernos locales”. En la tercera parte (Más allá de la igualdad de oportunidades) se abordan dos capítulos: “Participación ciudadana y prevención de la delincuencia” y “Comportamiento electoral y partidos políticos”. A continuación se presentan los resultados más importantes.
En el capítulo primero se explora la igualdad de oportunidades económicas y sociales en El Salvador en el contexto de los países de las Américas. Los resultados del informe indican que, a pesar de que las desigualdades se han reducido en los últimos años en El Salvador y en la región, siguen existiendo importantes diferencias en las oportunidades y los recursos para los ciudadanos salvadoreños en función de ciertas características sociales y, especialmente, económicas.
Los resultados del Barómetro de las Américas indican que existen ciertos procesos de desigualdad asociados al color de la piel, especialmente en términos de ingreso económico y oportunidades para acceder a la educación. Aunque en El Salvador no existe una conciencia de diferencias sociales basadas en el color de la piel o en la raza, los resultados de la encuesta de 2012 sugieren que el color de la piel también tiene un impacto sobre las posibilidades de ingreso y de recibir una educación de calidad. Asimismo, los datos indican que existen procesos de desigualdad o de movilidad social que se generan y perpetúan a través de la educación de las madres. El nivel de escolaridad de las madres de familia juega un papel fundamental en las oportunidades o la falta de las mismas para las nuevas generaciones de salvadoreños. Una persona cuya madre tiene elevados niveles de escolaridad posee más probabilidades de ascender en sus niveles de vida que las personas cuyas madres tienen poca o nula escolaridad. Por ejemplo, los salvadoreños con madres con estudios universitarios tienen en promedio casi 15 años de formación académica; mientras que las personas cuyas madres no tienen ninguna escolaridad tienen solo 5 años de formación escolar en promedio. Además, solamente el 8.3% de los salvadoreños cuyas madres tienen altos grados de escolaridad enfrentan elevados niveles de inseguridad alimentaria; en cambio, este porcentaje llega al 28.6 entre las personas cuyas madres no tienen escolaridad.
En general, en respuesta a los niveles de desigualdad, los salvadoreños tienen una actitud de simpatía con respecto a los esfuerzos del Estado por reducir las desigualdades y proporcionar asistencia pública a quienes lo necesitan. Por ejemplo, en una escala de 0 a 100, los salvadoreños promediaron 83.5 en las opiniones de que el Estado debería impulsar políticas para reducir la desigualdad de los ingresos. Esto pone a El Salvador como uno de los países en los cuales se favorece más la intervención del Estado para promover la igualdad. Sin embargo, cuando se preguntó a los ciudadanos sobre si reciben asistencia pública por parte del Estado, solamente el 10.5% respondió afirmativamente. De hecho, al comparar con otros países de la región, los resultados indican que El Salvador tiene uno de los porcentajes más bajos de participación en los programas de transferencias condicionadas impulsadas por los gobiernos.
En los capítulos 2 y 3 se abordan la igualdad en la participación política en las Américas y su impacto sobre las actitudes hacia la política. En una escala 0-100, el promedio en los niveles de participación comunitaria de los salvadoreños es 31.5, es decir, niveles medio-altos del continente; sin embargo, El Salvador está mejor posicionado en la región en lo que tiene que ver con la participación como líderes comunitarios. El 23% de los salvadoreños que asisten a reuniones comunitarias, lo hacen en calidad de liderazgo.
Algunas de las desigualdades en el acceso a las oportunidades en El Salvador existen a pesar de que las actitudes de la mayoría de los salvadoreños son favorables a iniciativas y procesos que promueven la igualdad y están en contra de mecanismos de discriminación. Por ejemplo, la mayoría de salvadoreños tienen actitudes favorables hacia las personas de distinta raza y color de piel: el 72.8% se mostró en desacuerdo con la idea de que las personas de tez oscura no serían buenos líderes políticos. Sin embargo, algunas actitudes de discriminación persisten entre las personas de baja escolaridad y con más años de edad.
Existe un apoyo importante hacia la participación de las mujeres en política y hacia el desarrollo de condiciones que faciliten la igualdad de condiciones de la mujer. Las mujeres reportaron haber votado en un porcentaje muy parecido al de los hombres en las últimas elecciones: 67% y 69% respectivamente. Las opiniones discriminatorias sobre la participación de las mujeres en el mercado laboral son rechazadas por la mayoría de la población. De hecho, más de la mitad de los salvadoreños (54.8%) está en desacuerdo con la idea de que los hombres deberían de tener preferencia en el mercado laboral sobre las mujeres.
Sin embargo, la encuesta del Barómetro de las Américas 2012 revela que las mujeres, las personas con baja escolaridad, los habitantes de zonas rurales, los jóvenes y, en algunos casos, las personas de piel oscura, en la práctica, han sufrido de una manera u otra, procesos de marginalización y discriminación que les pone en clara desventaja con respecto a oportunidades económicas y participación política. Las personas con bajos niveles de escolaridad, las mujeres y quienes viven en las zonas rurales sufren fuertes procesos de segregación económica que se expresan en diversos ámbitos de la vida social y en las actitudes de muchos salvadoreños.
Por ejemplo, el 43.1% de las mujeres con ingreso económico formal ganan menos que lo que gana su pareja; en cambio, solamente el 11.5% de los hombres con ingreso regular ganan menos que sus compañeras de vida. Por su parte, el ingreso personal reportado de las mujeres que viven en las zonas urbanas es sustantivamente menor que el ingreso de los hombres en la mismas zonas; sin embargo, en las zonas rurales, las mujeres ganan un poco más que los hombres, aunque las personas de ambos sexos ganan significativamente menos que en las zonas urbanas.
En cuanto a las actitudes relacionadas con la raza y el color de la piel, un tema poco discutido en El Salvador, los resultados muestran tendencias muy interesantes. En general existe una actitud favorable hacia las personas de color o de piel oscura, pero la misma no es unánime y varía en función de algunas condiciones. Los jóvenes se muestran más favorables a la idea de la participación de personas de color en la política y en los puestos públicos, pero estas actitudes son un poco menos comunes entre las personas de mayor edad y menor nivel de escolaridad, lo cual revela legados de discriminaciones raciales persistentes en ciertos grupos del país.
Por otro lado, persiste una actitud de poca tolerancia hacia las personas homosexuales y hacia su participación en la vida social y política del país. Estas actitudes de rechazo hacia los homosexuales son muy comunes en El Salvador en comparación con otros países de la región, especialmente entre las personas con bajos niveles de escolaridad. Cuando se preguntó si los homosexuales deberían postularse para cargos públicos en El Salvador, los consultados promediaron un puntaje de 26.5, sobre una escala de 0 a 100; en cambio, en países latinoamericanos como Uruguay, Brasil y Chile los promedios a favor de la participación de homosexuales en cargos públicos superaban los 60 puntos.
El Salvador se encuentra entre los países en los cuales la gente suele participar un poco más de las actividades de la comunidad. Esto a pesar de que la participación de los ciudadanos en las actividades comunitarias no es en general muy alta en la región. En una escala de 0 a 100, el promedio de participación comunitaria de los salvadoreños alcanzó un puntaje de 31.5. Por otro lado, cuando se trata de participación en liderazgos comunitarios, el promedio en El Salvador en una escala de 0 a 100 es de 23.8, lo cual ubica al país como la segunda nación con los niveles más altos de participación en liderazgos comunitarios. Un fenómeno interesante surge de ver que las mujeres participan mucho más que los hombres en las actividades de la comunidad, pero esa diferencia no se refleja en la participación de actividades de liderazgo. En otras palabras, las mujeres no encuentran los espacios de liderazgo correspondientes a su nivel de participación en la comunidad.
Translation - English Executive Summary
This report is the result of a research project on the political culture of Salvadorans based on a public opinion survey carried out from April 18th to May 12th, 2012 and managed by the Dr. Guillermo Manuel Ungo Foundation. This survey was executed under the auspice of the Latin American Public Opinion Project (LAPOP) at Vanderbilt University, supported by the United States Agency for International Development (USAID). The report is part of a series of studies on El Salvador, including surveys carried out in 1991, 1995, 1999, 2004, 2006, 2008, 2010, and the present one, in 2012. This research was based on a sample of 1,497 Salvadoran adults representative of the population over the age of 18 residing in El Salvador. This sample was calculated with a 95% confidence level and a sampling error of ±2.5%. The survey is part of a broader study on political culture in the countries of the American continent, the AmericasBarometer, directed by Professors Mitchell A. Seligson and Elizabeth Zechmeister.
The report is structured in three parts and consists of eight chapters. In the first part (The Equality of Opportunities and Democracy in the Americas), three chapters are presented: “Equality of Economic and Social Opportunities in the Americas”, “Equality of Political Participation in the Americas”, and “The Effect of Unequal Opportunities and Discrimination on Political Legitimacy and Participation.” In the second part (Governance, Political Engagement, and Civil Society in the Americas) three chapters are presented: “Corruption, Crime, and Democracy”, “Political Legitimacy and Tolerance”, and “Local Government”. In the third part (Beyond Equality of Opportunity) two chapters are addressed: “Citizen Participation and Prevention of Crime” and “Electoral Behavior and Political Parties.” Hereafter the most important results are presented.
The first chapter explores the equality of economic and social opportunities in El Salvador within the context of the countries of the Americas. The results of the report indicate that, despite the fact that the inequalities have been reduced over the past few years in El Salvador and in the region; there are still important differences in the opportunities and the resources for Salvadoran citizens based on certain social and, especially, economic characteristics.
The results of the AmericasBarometer indicate that some forms of inequality are associated with skin color, especially in terms of income and opportunities to access education. Although a mindset of social differences based on skin color or on race does not exist in El Salvador, the results of the 2012 survey suggest that skin color also does have an impact on income possibilities and on receiving a quality education.
Furthermore, the data indicate that inequality or social mobility processes are generated and perpetuated via mothers’ education. The mothers’ educational level plays a fundamental role in the opportunities or lack thereof for the new generation of Salvadorans. A person whose mother has high levels of schooling has a greater probability of ascending his or her levels of life than people whose mothers have little or no schooling. For example, Salvadorans with mothers with university degrees have on average almost 15 years of academic training while people whose mothers do not have any schooling only have 5 years of academic training on average. Furthermore, only 8.3% of Salvadorans whose mothers have high levels of education face high levels of food insecurity. On the other hand, this percentage rises to 28.6% among people whose parents do not have any schooling.
In general, in response to levels of inequality, Salvadorans have an attitude of affection with respect to the efforts of the government to reduce inequalities and to provide public assistance to those that need it. For example, on a 0-100 scale, Salvadorans average 83.5 on the opinion that the government should implement policies to reduce income inequality. This locates El Salvador as one of the countries in which government intervention to promote equality is most favored. However, when citizens were asked if they received assistance from the government, only 10.5% responded affirmatively. In fact, when compared with other countries in the region, the results indicate that El Salvador has one of the lowest percentages of participation in conditional cash transfer programs implemented by the governments.
Chapters 2 and 3 address the equality in political participation in the Americas and its impact on attitudes towards politics. On a 0-100 scale, the average of community participation levels of Salvadorans is 31.5; that is to say medium-to-high levels on the continent. However, El Salvador is better positioned in the region regarding participation as community leaders. 23% of Salvadorans that attend community meetings take a leadership role.
Some of the inequalities in the access to opportunities in El Salvador exist despite the fact that the attitudes of the majority of Salvadorans are favorable towards initiatives and processes that promote equality and are against mechanisms of discrimination. For example, the majority of Salvadorans have favorable attitudes towards people of a different race and skin color: 72.8% disagrees with the idea that dark-skinned people would not be good political leaders. However, some discriminatory attitudes persist among older people and people with low levels of education.
There is a significant support towards the participation of women in politics and towards the development of conditions that facilitate gender equality. Women reported having voted in a very similar percentage to that of men in the last election: 67% and 69% respectively. The discriminatory opinions about the participation of women in the job market are rejected by the majority of the population. In fact, more than half of Salvadorans (54.8%) are against the idea that men should have priority for jobs over women.
However, the 2012 AmericasBarometer survey reveals that women, people with little schooling, the inhabitants of rural areas, young people, and in some cases, people with dark skin, in fact, have suffered in one way or another, processes of marginalization and discrimination that puts them at a clear disadvantage position with respect to economic opportunities and political participation. People with low levels of education, women, and those who live in rural areas are suffering high levels of economic segregation not only in diverse areas of social life but also in the attitudes of many Salvadorans.
For example, 43.1% of women with formal income earn less than their partner earns; on the contrary, only 11.5% of men with regular income earn less than their life partners. In turn, personal income reported by women who live in urban areas is substantially less than the income of men in the same areas; however, in rural areas, women earn a little more than men, although people of both sexes earn significantly less than those in urban areas.
Regarding attitudes related to race and skin color, a little-discussed topic in El Salvador, the results show very interesting tendencies. In general there is a favorable attitude towards people of color or dark-skinned people but it is not unanimous and varies in function of some conditions. Young people seem to be more favorable towards the idea of participation of people of color in politics and in public positions, but these attitudes are a little less common among older people and people with lower levels of education which reveals persistent legacies of racial discrimination in certain groups within the country.
On the other hand, there is an attitude of little tolerance towards homosexual people and towards their participation in the social and political life of the country. These attitudes of rejection towards homosexuals are very common in El Salvador in comparison with other countries in the region, especially among people with low levels of education. When it was asked whether or not homosexuals should run for public office in El Salvador, respondents averaged a score of 26.5 on a 0-100 scale; at a difference, in Latin American countries like Uruguay, Brazil, and Chile, the averages in favor of homosexuals running for public office exceeded 60 points.
El Salvador finds itself among the countries in which people usually participate a little more in community activities. This in spite of that citizen participation in community activities is not, in general, very high in the region. On a 0-100 scale, the average of community participation of Salvadorans reached a score of 31.5. On the other hand, when it comes to participation in community leadership, the average in El Salvador on a 0-100 scale is 23.8, which places the country as the nation with the second highest level of participation in community leadership. An interesting phenomenon emerges from that women participate much more than men in community activities, but this difference is not reflected in participation in leadership activities. In other words, women do not find spaces of leadership corresponding to their level of participation in the community.
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